"El analfabetismo de la próxima década, va alineado a las emociones".

Estamos en un callejón de difícil salida, midiendo el bienestar cual prima de riesgo, nos están metiendo en la cabeza en unas cifras en las que sin ponerme alarmista dejan la piel de gallina a cualquier analista Mundial, eso es lapidador para cualquier mente sana.

Sin meterme en datos macro de cifras de empleo,  en la pérdida de calidad de vida, así como la bajada de sueldo tanto real, en caso de que la hubiera como la bajada de renta disponible neta después de pagar todo lo que hay que pagar, nos denota una bajada importante de la capacidad adquisitiva, eso es otro de los motivos por los que la salud emocional va mermando.

A ello añadimos el miedo laboral, la necesidad imperiosa de mantener el trabajo, nos lleva a un escenario donde lo laboral afecta a la vida personal. En donde el papel del control de emociones juega un papel cada día más importante.

 

Una de las características que es común a todo (intra)emprendedor es la de que tiene y demuestra en su profesión manejar el pensamiento divergente. Me parece más importante incluso que sea alguien muy creativo. Esto último es muy valorable pero no es condición suficiente, si no acompaña a la creatividad la capacidad de ver múltiples respuestas – no sólo una- cuando está en su fase creativa ante una decisión a tomar, un camino a seguir, o una oportunidad que se le presenta.

Lo que tenemos que determinar es si existe el talento en las empresas, como podemos despertarlo, si realmente interesa potenciarlo, y lo más importante desde el punto de vista personal como puedo desarrollar mi propio talento.

La primera respuesta es afirmativa, claro que existe el talento en las empresas, lo que es más difícil es que en una organización, donde escasea el talento, que se quiera buscar, despertar e incluso en algunas organización se deje de lado el talento. La crisis que vivimos, parecida a la crisis del 29, (la del 29 dentro de una corriente de industrialización y la nuestra en una corriente de globalización), da paso a verdaderos gurús del no saber hacer,  una organización con directivos de segunda, no va a querer poner en las riendas del proyecto una persona buena, porque tal vez tengan miedo a la excelencia, pensando que va a ser de su puesto de trabajo, o bien directamente no saben o no quieren saber lo que es el talento.

 

En los tiempos que corren uno, ni por asomo se aventura a pedir un ascenso profesional, ni nada que se parezca, ya bien por el miedo al que dirán, por la crisis que recorta los cargos intermedios o lo que sea. Por lo que se tiene que ser feliz en el puesto de trabajo que estamos desempeñando, tenemos que saber diferir lo que es la vida y lo que es el trabajo. A saber encontrar en el trabajo un simple medio para ser feliz en la vida, permitirse caprichos y poder disfrutar de las pequeñas cosas que da la vida.

El coaching lo que permite es que una persona aprenda a integrar el trabajo en su vida, que permita separar lo personal de lo profesional y nos ayude al final de cuentas a ser más felices en términos generales y por ende más productivos en nuestros puestos de trabajo. Vamos a resumir alguna de las herramientas, unas píldoras que permitirán pasar de ser uno más a ser el motor de cambio de la empresa..... os las contamos.......

 

Está tremendamente de moda la zona de confort de los empleados, de las empresas, de las instituciones, pero en ocasiones creo que se infravalora o se malinterpreta tanto el significado que tiene como la magnitud y alcance. En términos porcentuales más del 75 % de las empresas están en la zona de confort, por ende los empleados y esto de traspasa a los clientes proveedores y demás partners que convivan con la empresa.

El estar en la zona de confort es permanecer como si esta no fuera para nosotros, sin invertir en el bien más preciado: las personas, sin sacar jugo al verdadero talento, dando la espalda al valor y no optimizando la verdadera potencia empresarial, expresando el balance emocional de la empresa fuera de el alineamiento empresarial, dejando atrás magnitudes exponenciales que pueden dar el verdadero "punch" empresarial.

El mantener la empresa sin cambios, sin invertir en intraemprendurismo, sin generar nuevos productos, sin librar más mercados (tanto desde el punto de vista target como desde el punto de vista geográfico), sin dar cabida a nuevas políticas económicas, de comunicación empresarial. Dará lugar a empresas obsoletas, sin frescura, oscuras de posibilidades, y sin el dinamismo necesario para afrontar los momentos actuales....