Hoy más que nunca, el equilibrio del balance de una empresa viene determinada por la calidad y la correcta contabilización de los activos que forman el mismo. Si a eso unimos un correcto equilibrio de sus pasivos, sus fuentes de financiación, tendremos una condición necesaria –que no suficiente- para el correcto devenir financiero de la firma.

Por eso, últimamente está en boca de todos, debido a la crisis financiera que atravesamos y a las turbulencias que sufren nuestras entidades de crédito la palabra “activos”, en casi todos sus modos y acompañada de todo tipo de complementos circunstanciales, adjetivos… etc. A saber: activos ponderados, activos tóxicos, valoración de activos, segregación y venta de activos…

La verdad es que si estos se gestionan, contabilizan y, lo más importante, cuentan con una calidad aceptable, la Entidad Financiera puede desarrollar su negocio, de lo contrario, sufre problemas que comprometen su solvencia y a la larga va a impedirle desarrollar su actividad principal : compra y venta de dinero.

Os preguntaréis por qué saco este término que, presuntamente no tiene nada que ver con el título del artículo. Yo creo que, precisamente, es el nexo de unión de los dos términos del título que tienen mucho que ver según los enfoquemos.

Así, en estas fechas también se está hablando mucho de la calidad de la comunicación en términos de política, empresa, economía… Para mí, en la época en la que nos encontramos la comunicación es una fuente “ generadora” o “degeneradora” de los activos de nuestra empresa. Así como mantener un adecuado nivel de (intra)emprendurismo hace que creemos, mantengamos o mejoremos activos dentro de nuestra firma ( nuevos productos, nuevas líneas de negocio, mejora de procedimientos…), el mantener o no un determinado nivel de gestión en la comunicación que llevemos a cabo es un punto capital a la hora de poder tener unos activos “en perfecto estado de revista”.

Estoy generalizando demasiado, pero quizá lo veamos mejor con un ejemplo: ¿ a que a todos nos parece bien que la marca “España”, todo un activo para nuestro país, esté en boca del mundo por buenas razones y no por aspectos negativos? Claro, si ese activo está bien considerado en el resto del mundo muchas de nuestras empresas tendrán más oportunidades, más puertas abiertas, generarán más empleo, crecimiento… La famosa “prima de riesgo “ bajará con el consecuente beneficio general….

¿Y cómo se puede cuidar y mejorar el activo? Indudablemente haciendo las cosas bien, siendo un país con personalidad, con seguridad jurídica, con buenos profesionales… todo eso está bien, pero si no lo comunicamos, no llegaremos al nivel deseado, e incluso lo que hagamos bien, mal comunicado se puede tergiversar.

Pues de eso también saben mucho los (intra)emprendedores, para cuidar su “activo” (su nueva línea de negocio, su nuevo producto, en definitiva su innovación..). Si no lo comunican de la manera que deben, poniendo mucho cuidado en este aspecto, es posible que la empresa no llegue a buen fin. Es condición necesaria, pero no suficiente….

Por todo ello, porque tenemos que cuidar nuestros activos para que generen negocio, lo que en el fondo se traduzca en crecimiento, empecemos con una buena política de comunicación, es el pilar a partir del cual construiremos lo que venga después. Justo como deben de empezar los (intra)emprendedores. Tú líder tienes en tu mano gestionarlo, merece la pena, acepta el reto. Nos va mucho en ello.

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