Howard Schultz,  el más importante ejecutivo de una multinacional como Starbucks , un alto directivo de una multinacional española y un mando intermedio de una empresa retail en un sector maduro a nivel nacional.

Son los tres ejemplos que os traigo hoy en esta columna, de hecho los dos últimos los conozco y he podido hablar con ellos y ellos me han trasmitido sus sentimientos y sus pensamientos en las situaciones que voy a comentar. A los tres les honra su manera de pensar, y creo que son sinceros.

Como os digo, son tres ejemplos de cómo afrontar uno de los aspectos yo diría cada vez más usuales en la gestión de recursos humanos que se están produciendo últimamente en nuestras empresas: los despidos.

 

 

El primero dice muchas veces en sus ponencias, exposiciones y artículos públicos que lloró cuando tuvo que aplicar esta política, el segundo me dijo que iban a hacer en su empresa todo lo posible por la gente que tenía que salir, el tercero pidió ayuda a su central porque sintió que le faltaba el aire cuando tenía que comunicar que no se contaba con ciertas personas en una reestructuración.

Como denominador común creo que los tres sentían pena por sus trabajadores incluso uno de ellos se extendió en contarme loas y alabanzas  acerca de esa gente y que haría  todo lo posible por ellos pero que quizá necesitaban movilidad geográfica, nuevos horizontes, reinventarse....Otro dijo que se le echase a él la culpa de la situación: como si la crisis la hubiese generado él…

Me puse a pensar en cómo analizar esto y me acordé lo que decía mi abuela cuando éramos pequeñas y llorábamos por algo que nos había pasado a mis hermanas y a mí y que era achacable a nosotras mismas: lágrimas de cocodrilo.

Los despidos en una situación de caída de ventas, cambios tecnológicos, de hábitos de consumo etc. son inevitables en muchas ocasiones y  son necesarios para la permanencia de la propia empresa y el resto de trabajadores, que no se nos olvide. A su vez cuando despedimos es el último recurso normalmente ya que no se puede hacer otra cosa. Lo que yo denuncio aquí es lo que todos sabemos: el eslabón más débil es el que primero se rompe...

Eso no es justo, porque hay una herramienta muy importante que es la anticipación. Si antes la hubiésemos puesto a trabajar quizá nos hubiese permitido con dosis de intraemprendeurismo, innovación, nuevos horizontes.... haber podido retomar la senda del crecimiento y que estos despidos no hubiesen tenido que producirse porque esa gente se necesitaría o se podría tener que reciclar para nuevos retos, líneas de negocio o colaboraciones con empresas...

Tampoco quiero dejar de mencionar los mecanismos de elección de la gente a salir de las empresas: ¿Objetivos, por amiguismo, lo deciden los jefes en virtud de sus egoísmos a corto plazo sin pensar en personas y empresa?

Temática muy delicada -pienso- muchos factores cualitativos y cuantitativos, tres empresas muy diferentes y con muchas aspectos en común en este tema...

No quiero ser injusta a la hora de sacar una conclusión porque cada uno tiene que decidir en esos momentos, pero  creo que  los líderes debemos hacer un poquito más: en nuestras manos está   reaccionar antes, habernos anticipado, no haber esperado a la situación ya sobrevenida, haber aplicado   más imaginación o no haber sofocado la que se generaba a nuestro alrededor de manera pasiva o activa.... Por eso te pregunto: -¿Eres tú un ejecutivo "sobrevenido"?. Hay tiempo, reacciona, y evitarás las lágrimas de cocodrilo como me decía mi abuela,  pero para ello hay que empezar desde ya...

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