Hace unas semanas tratamos la primera (la inteligencia económica) de las 6 inteligencias que nosotros determinamos para que una vez las cultives dentro de tu organización   el conocimiento que generen las mismas fluya dentro de la misma  y se cree un acervo, que al final será el caldo de cultivo para que la cultura del (intra)emprendurismo se extienda.

Os recuerdo, que en nuestro artículo: “La inteligencia emprendedora “, definíamos   Inteligencia competitiva: Conocer de manera exhaustiva todo lo que afecta y puede afectar a nuestro sector es algo tremendamente necesario para poder sobrevivir. Si una empresa, hasta ahora exitosa en su mundo no es capaz de valorar el entorno y sus desafíos (posibles cambios en el paradigma, en la regulación…) tiene una base endeble que le puede hacer caer en poco tiempo de su pedestal.

Con esta inteligencia qué pretendo que deben conocer los equipos de nuestras iniciativas (intra)emprendedora? Pues ni más ni menos el porqué de nuestros ecosistemas empresariales. En realidad, es tener el conocimiento más amplio posible de por qué estamos en la iniciativa, tenemos los activos, medios, ..etc que tenemos y para qué los tenemos. En realidad es saber cuál es nuestro motivo de estar en este sector o negocio más allá- aunque basado siempre en que el objetivo de la empresa es maximizar su beneficio  ( precio por cantidad vendida menos costes), y ser coherente con todo ello.

 

 

A esto le afectan muchos vectores, y por ello hay una serie de puntos que debemos  de manejar, conocer, reflexionar y con ello mejorar. Como siempre no son todos, pero sí son los que entendemos irrenunciables:

i) Conocimiento profundo de la cadena de valor de mi empresa: En todo momento debemos saber qué y cómo entra por la “puerta” (real o figurada) de mi empresa, cómo producimos y su razón y qué sale en los camiones ( reales o figurados) para llegar a los cliente. Resumiendo, se trata de conocer las competencias esenciales de la empresa, sus procesos “críticos” y cuáles son las herramientas para mantenerlos..

ii) Conocimiento de la atractividad del sector: Este concepto se complementa con el anterior.  Se necesita un conocimiento “agregado“ de  cómo interactúan  todos los actores dentro de un mismo sector: proveedores, clientes, competidores potenciales y actuales, negociación entre las partes, regulaciones, posibles sustitución de los productos actuales, el “nuevo” y otros futuribles, barreras de entrada y salida…etc. Esto nos generará  un tipo de sector ( por ejemplo: barreras de entrada altas con barreras de salida altas: rendimientos altos pero arriesgados) que la iniciativa podrá batir, mejorar o incluso –lo deseable- cambiar de arriba abajo. Frente a la concepción porteriana que el sector determina mis rendimientos, desde aquí invitamos a que los (intra)emprendedores se empeñen en mejorar los sectores.

iii) Conocimiento de cómo valoran tu iniciativa desde el punto de vista competitivo: Sobre todo para el intraemprendedor, de cómo se valore su iniciativa (nueva línea de negocio, procedimiento, nueva empresa dentro del conglomerado empresarial…) dentro de su empresa dependerá su futuro. Es por ello por lo que debe saber cómo valoran los que deciden  (comités, jefaturas…) la irrupción de su idea en el ámbito competitivo “global” de la compañía (canibalización o retirada de productos, gestión de recursos, cuotas altas o bajas dentro del mercado, crecimientos de facturación y beneficios en relación a la inversión ó activos empleados…) .A su vez, es importante saber dónde y cómo se valoran estos aspectos por la competencia: ¿me van a aceptar como uno más?

iv) Conocimiento del valor que genera la iniciativa: El (intra)emprendedor debe tener un conocimiento muy profundo de todos los vectores que afectan a la creación de valor de la iniciativa. Es capital que sepa cómo se valora tanto para las personas que trabajan en ella, como para la empresa en sí y –lo más importante-, para el cliente. El valor que la nueva iniciativa (intra)emprendedora genera, cómo se perciba y cómo se distribuya entre los actores 8 empresa, clientes externos o internos, mercado y gente que coge con pasión la misma determinará el éxito y sostenibilidad de la misma.

v) El concepto de coste: Quiero incluir este punto porque considero muy importante incluir una visión amplia a la  hora de afrontar una iniciativa (intra)emprendedora. Es el elogio a una  visión “avanzada” del mero control de costes. Ir más allá, ser capaz de asumir que todo lo que hacemos en nuestra empresa se traduce en el balance de la empresa y   en la cuenta de resultados, y por  tanto habrá veces que hacer algo “nos cueste”, saber manejarlo, contenerlo y rentabilizarlo es capital, y eso lo saben muy bien los (intra)emprendedores.

 

Tú líder tienes en tu mano gestionarlo, merece la pena, acepta el reto.  Nos va mucho en ello.

 

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